domingo, 17 de enero de 2016

...Y NOS COMIERON EL TARRO LOS TALIBANES (CATÓLICOS, por supuesto)



...Y NOS COMIERON EL TARRO LOS TALIBANES (CATÓLICOS por supuesto)

Opinión. Eugeni De Manuel

Ha sido una conversación en casa a raíz de una misa de difuntos a la que asistimos a muy principios de enero. En Simat de la Valldigna. Anna y yo poníamos en común nuestra mutua sorpresa al comprobar que pese a que hacía años que no habíamos frecuentado la iglesia nos sabíamos las palabras, los rezos, los cánticos, los movimientos,... de memoria. 

¿Por qué?

Pienso que el motivo está en que nos comieron el tarro cuando eramos pequeños. Y nos lo comieron bien comido.

Nací en la primavera del 57. En Valencia mis padres me llevaron al asilo de San Juan Bautista, regentado por las Hermanas de la Caridad. Cuando iba a entrar en bachillerato me cambiaron a Escolapios. Monjas y Curas. Eran diferentes. Las Monjas nos lavaron el cerebro y nos inculcaron los valores sublimes de los ganadores sobre los intereses judeo-masónicos espúreos de los perdedores. 

A veces, cuando volvía a casa miraba de reojo a mi padre, a mi madre, a mi abuelo, a sus amigos, porque yo sabía que eran republicanos, socialistas y anarquistas. Lo sabía porque siempre el 14 de abril había alguna sencilla pero misteriosa celebración.

Viví 18 años en dictadura y otros 4 años más en dictablanda ya que los cambios no se notaron hasta las elecciones municipales y autonómicas de 1979. No pude votar la Constitución de 1978 ya que para poder votar tenías que tener 21 años cumplidos y yo no llegaba.

La imagen de los que mandaban cuando era pequeño la tengo clara: el típico trío de Cura - Guardia Civil - Alcalde nombrado por el gobernador nombrado a su vez por el dictador. La Iglesia (católica por supuesto), el poder militar y el poder gubernamental. Creo que por defectos de formación con las Monjas nunca entendí las matemáticas. No llegué a comprender la regla de tres pero me daba igual, ya que las Monjas me decían reiteradamente que la santísima trinidad no se podía comprender. Era un acto de fe, como la regla de tres y no digamos ya las ecuaciones... Lo que sí entendía era el Trío Cura - Guardia Civil - Alcalde porque lo veía. Estaba ahí.

Cuando era pequeño los Curas mandaban y las cosas eran de otra forma.

Daban certificados de buena conducta para que la gente pudiera encontrar trabajo o realizar alguna gestión.

Hacía la misa de espaldas a la gente, cara a la pared.

Utilizaban el púlpito para avisarnos de los peligros que nos rodeaban, los demonios, los limbos y cosas semejantes.

Vendían bulas para que quien la comprara pudiera comer los días de abstinencia (recuerdo que los viernes no se podía comer carne). Los que no las podían comprar daba lo mismo ya que tenían un régimen alimenticio muy severo.

Nos hacían ir a misa todos los días, ir con flores a maría los meses de mayo, y todas las semanas y días señalados salir al patio para formar y cantar el Cara al Sol, para gloria de un dictador que acabó con la democracia para hacer una España grande y libre con el apoyo de la Cruzada católica (por supuesto).

También recuerdo que nos hacían recolectar dinero para los negritos, que no los veíamos pero sabíamos que existían ya que de vez en cuando nos reunían a la masa escolar para que un predicador de misiones nos contara cómo iba eso de convertir y evangelizar.

Y llevaban al dictador...bajo palio.



Eran realmente Talibanes, pero católicos. Y no me refiero a la historia negra de la Iglesia católica, sino a experiencias en mi niñez.

La última vez que me confesé, ya camino de la adolescencia. fue en Vall de Almonacid. Mis pecados no debían ser muy relevantes ya que el sacerdote me recriminó sólo una cosa que le había dicho. como es menester entre él y yo: que para cenar, en casa, con mi padre y con mi madre, me tomaba una cervecita. Me recriminó y me puso de penitencia varios padre nuestros y algunas ave marías. Las recé. 

Y nunca más volví por la Iglesia. Perdieron un cliente. 

A esas alturas ya era un conflicto entre mi familia y los comerciales (monjas y curas) de la santa madre iglesia. Madre por madre me quedé con mi madre biológica que me dio el pecho hasta los 27 meses.

Mi liberación eclesial me ha ido bien en la vida. No he tenido recaídas graves. Cuando fui secretario general de las juventudes de izquierda comunista del país valenciano recuerdo que escribí un artículo que se titulaba "soy cristiano y comunista". Pero, todo hay que decirlo, era por navidad y todos sabemos que por ese solsticio los corazones se reblandecen.

Me ha ido bien porque me siento libre. Persona que se pone en el lugar de los demás. Que trata de ayudar a la gente. A cambio de nada. Ni siquiera de una sonrisa. Soy laico. Soy feliz.

Ni olvido ni perdono. No me sirve de nada que ahora la Iglesia me pidiera disculpas por haberme robado la alegría en mi niñez. Por haberme condenado a un día tras otro en blanco y negro. Sin colores. Por haberme enseñado la imagen de un dios rencoroso,guerrero, revanchista, justiciero, vengativo, usurero, falto de caridad. 

Un dios poco amigable. Explicado así por sus administradores Talibanes católicos. 

Que me intentaron robar, y no pudieron, la esperanza, las ideas...

y me pusieron penitencia por tomar una cervecita con mis padres, en la cena, marchando hacia la adolescencia, en Vall de Almonacid.

¡¡¡ Imperdonable !!!




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